La inteligencia artificial es una tecnología cuya implantación se está acelerando en todos los sectores ya que aporta capacidades difíciles de vislumbrar unos años atrás.
Las primeras aplicaciones que podemos encontrar en nuestro sector se asocian al análisis de imágenes (tomadas desde satélites o drones, o incluso desde teléfonos móviles) para detectar áreas en las que hay algún problema de riego, para identificar en la agricultura de precisión la existencia de malas hierbas y aplicar de forma muy localizada herbicidas, o para diseñar un esquema de plantación asociado a las características específicas del terreno, y estas aplicaciones cada vez van a ir cobrando más importancia a medida que se mejora la conectividad de equipos y zonas permitiendo que la coordinación de actuaciones optimice los diferentes procesos agrícolas.
Hay un segundo tipo de tecnologías de inteligencia artificial, ligado al uso de modelo predictivos, que permite ir más allá, estructurando la planificación del uso de agua y de fertilizantes, minimizando su consumo y permitiendo maximizar la producción de forma sostenible, incluyendo aspectos relativos a la cadena de suministro como demanda del mercado en la toma de decisiones, adelantándose a la aparición de plagas para evitar daños con un uso controlado de fitosanitarios, estructurando la necesidad de mano de obra en productos que requieren operarios en gran número y de forma puntual, como por ejemplo en la recolección de frutos rojos.
Estos modelos predictivos necesitan de datos históricos para su ajuste, y cuanta mayor cantidad de datos existan mejor funcionarán, por lo que aquellos productores que están ya tomando datos están creando valor futuro para sus explotaciones, y ya podemos encontrar sectores en los que agricultores y cooperativas se están poniendo de acuerdo para compartir sus datos de forma anonimizada y así disponer de una mayor capacidad de creación de valor. Hay compañías como ec2ce, con la que b2b-agri tiene un acuerdo de colaboración estratégica, que están liderando estos desarrollos a nivel mundial y que están demostrando que se crea un valor significativo tanto para el productor como para el comercializador ya que su toma de decisiones se realiza en base a elementos objetivos y adaptados a los condicionantes concretos que cada caso presenta.
Por tanto la inteligencia artificial no es algo que se pueda ignorar, es una herramienta que va a generar valor y ayudar a la competitividad del sector, y aquellos que la adopten de forma eficiente tendrán oportunidades significativas para diferenciarse y mejorar sus resultados económicos mejorando la sostenibilidad de la producción, aspecto crítico en los próximos años.
Ricardo Arjona Antolin
Founder & Chairman ec2ce partner b2b-agri