El avance tecnológico digital está cambiando el concepto de liderazgo.
Ya no se requiere de líderes de gran poder y funcionales, sino con capacidades totalmente diferentes. En un pasado no tan lejano, los líderes eran identificados y evaluados por su experiencia, tiempo en el mercado y resultados. Hoy se los evalúa por agilidad, creatividad y capacidad de liderar y conectar equipos multifuncionales.
[vc_separator type=”transparent” position=”center” thickness=”1″ up=”25″ down=”0″][no_blockquote text=”El arte de liderazgo tiene menos relevancia, en comparación con los grandes desafíos que los líderes necesitan entender.” show_quote_icon=”yes”][vc_separator type=”transparent” position=”center” thickness=”1″ up=”25″ down=”0″]
Las nuevas tecnologías representan grandes desafíos culturales como colaboración constante, trabajo en equipo multifuncionales con colaboradores internos y externos y “sociedades” en un ecosistema mucho más amplio del conocido.
Muchas organizaciones están preocupadas y ocupadas por la adopción tecnológica, pensando que las mismas van a reemplazar personas. En realidad, deberían preocuparse por entender los nuevos roles de las personas y capacitarlos en pos de acortar la curva de aprendizaje
La adopción tecnológica es clave, pero las personas siguen siendo imprescindibles.
Los objetivos son más desafiantes, también cambiantes en pos de anticipar tendencias, pero por sobre todas las cosas, la velocidad de ejecución va a determinar el éxito.
En este contexto el estilo de liderazgo buscado es el de tomador de riesgo con alta velocidad de implementación, entendiendo que la cima dura muy poco y es buscada por múltiples categorías de competidores con irrupciones tecnológicas nuevas
Las compañías exitosas son aquellas que acompañan a los líderes actuales en este cambio cultural del rol y preparan a los futuros líderes en forma permanente.
Pablo Ogallar